miércoles, 27 de julio de 2011

Nene con juguete nuevo

El otro día cocinaba. Estaba picando cebollas. Mis cortes no son dignos de asombro por su perfección sino por su desarmonía. No pasaron segundos que oigo una pregunta que intentaba afirmar lo que los ojos habían captado: “¿tenés licuadora? ¿por qué no picas ahí?”. Mis explicaciones se centraron en superfluas impresiones gustativas provocadas por el uso del aparato en comidas dulces y saladas. Hoy cerca de catorce días después reconozco que realmente fue mi desprecio al fordismo cotidiano de aminorar las “grandes” tareas del hogar lo que me llevo a rechazar la sugerencia. En cierta forma identifique el comentario con la compra de los famosos moldes para empanadas, las aspiradoras que un mes después terminan archivadas en algún rincón bajo ropa sucia, en la tostadora eléctrica o el pisa papas que jamás lo usas.

El uso que le daba jamás salió de un batido de chocolate. Por supuesto que tampoco me gustaría tener que lavar más elementos de cocina cada vez que cocine. Fue lo que yo sintetizo como “comodismo. Pero yo se que él es un hombre trabajador y que si hizo el comentario lo hizo “con chapa” como buen cocinero que es. No se trataba de ser una hueca que tiene que pagar 100 mangos al electricista para cambiar el foco del velador. Era mucho más comprensible pero desde mi punto de ver las cosas no se si llegaba a serlo. Era cuestión de verlo con sus ojos.

En este caso fue cuestión de comodidad elegirlo a él en la introducción de esta nota. A veces termina llevándome la corriente pero no tan lejos…

Tendría que usar cientos de páginas para llenar de información de tan solo un personaje de la “selva”. Sé que sería interesante armar un compendio con los principales solamente para reírme dentro de dos semanas de la misma forma como lo haría dentro de veinte años. Si fuera sincero diría que una de las cosas que me mantienen de pie es su existencia. Como no querer vivir un día mas con tal de aunque sea “mirotear” la estructura de algún espécimen social nuevo. Muchos en peligro de extinción y otros en peligro de reproducción. Ni hablar de la evolución (algunos creen que maduran de un día a otro por ponerse camisa y corbata) y de la lucha por las especies por “competir” en la facultad (lucha entre las especies por ver quien sobrevive socialmente). Darwin estaría revolcándose en la tumba tratando de reformular su teoría pues se ha centrado en los animales y ha descuidado al que presenta mayores características. “El origen de los personajes” podría ser un best seller del New York Times.

Hay gente que tiene la facultad de provocar ternura. ¿Doy mi voto? Da asco. Perdón si ofendo. Tampoco es por Fito Páez. Hace muchísimo la uso. Lo he visto en hombres pero es común en las mujeres. Las mascaras se mimetizan. Son originales, a pesar de que la duda siempre esta. Pero como “el pastor mentiroso” una vez que se despega la punta ya no sabes cuando dice la verdad. Claro que tratándose de mujeres no me alcanzan los dedos de la mano y de los pies para contar las veces que puede caer un hombre con la misma mujer. El “Oscar” es hoy para ella, que ha llegado a límites insospechables de contagio. Es como “El perfume”, donde incluso quien la odia mas, cae ante sus aromas.

No podría pasar por alto a aquellas personas rehenes de las tendenciosas variaciones de la oferta y totalmente funcional al consumo ajeno. Digo, no se trata de economía si es lo que se está pensando. Si bien es un análisis del cual se vale no directa ni exclusivamente tiene que ver con ella. Me llama la atención el comportamiento de algunos conejillos de indias del consumo social. Todos nos sabemos el cuentito del carácter social del hombre. Personalmente creo que es falso. Es un dogma social bastante rígido que siempre se lo considero intocable salvo por aquellos que estaban “locos”. Bueno, pero la cuestión es ver el mecanismo detrás de todo el engranaje. Desentrañar el verdadero significado de ese sistema que cambia constantemente de colores y aromas. Tendría que ir al grano pues han pasado diez renglones y no he dicho nada. Si. Estoy hablando de los nenes con juguete nuevo. No sé si acabo de descubrir una nueva enfermedad mental, algún complejo o síndrome. Estos son los momentos donde el mismísimo Freud o Jung hubiesen perdido la brújula y estarían sacándose a tirones los pocos pelos que les quedaban. Presten atención. Siempre hay alguien que cuando cambia el sabor se considera haberse aburrido del anterior. No es que haya sido tan morboso y haya colocado a alguien en la “caja de skinner”. Es cuestión de observar. ¿Dónde está el tacto? Habría buscar la aspiradora dentro del ropero y empezar a buscar los pedazos de cara que están bajo la cama llenos de pelusa y polvo.

Lo que saco en conclusión es que tendría que armar un diccionario de frases para mi computadora. Cerca de 10 palabras inventadas o no, no me las reconoce. Me da impresión tener que agregarlas al diccionario, porque aun no están aprobadas por la Real Academia.

Me quede con una duda… ¿“Síndrome del juguete nuevo” o “Complejo de Papa Noel”?

Hablo de la misma persona, de solamente una de las caras del octaedro, “la puntita” como dijo Del Sel (en un arranque de inteligencia). Lo demás del iceberg esta abajo. Se sabe que esta pero no se ve, por lo menos por ahora.


No hay comentarios: